miércoles, 22 de agosto de 2012

EL TRATO


A todos nos ha tocado alguna vez estar entre la espada y la pared. Sí, es duro recibir un ultimátum que nos lleve a un resultado desafortunado que nos podría llevar a la perdición y nos encasillen de fracasados por nuestros seres queridos, amigos, novi@, compañeros de trabajo, jefes, vecinos y hasta porque no decir que nuestra mascota.

Muchas veces nos cuesta estar en una sociedad que esta marcada por el egoísmo, hedonismo, y un sin mas ismos que no quisiera extenderme demasiado; lo importante es saber que en cada uno de nosotros esta el poder de elegir nuestra libertad.

Si, te hablo a ti que estas leyéndome o escuchándome (en caso de que me conozcas en persona); que nosotros tenemos ese derecho que tenemos por nacimiento y que otros nos lo han querido quitar desde el primer día de nuestras vidas marcándonos como si fuésemos ganado en una sociedad en donde hay que seguir códigos políticamente correctos para que no te tachen de “loco”, “innovador” o “especial” y seas un completo marginado de la sociedad para que seas uno con el sistema y vayas con el rebaño sin tener queja alguna.

Hay cosas que uno llega a cierto momento en su vida que se plantea si en realidad la sociedad es en realidad “la buena” y nosotros “los malos” o viceversa.  Y es que en este mundo actual vivimos esclavizados por medios de tratos en donde la gran mayoría de las veces tenemos muchas desventajas en una sociedad que se le ha inyectado una necesidad del consumismo al grado de ser como un drogadicto como lo hace con sus drogas. Lo que ocurre es que las mismas personas que están por encima de nosotros, si, aquellos que están en la punta de la pirámide y que en realidad nosotros los tenemos ahí en base a nuestro esfuerzo en conjunto como una gran máquina al servicio de unos cuantos que lo único que consigue es llenarse los bolsillos con papeles con “valor numérico como si fuese oro o plata”. Por ello hasta te pueden preguntar uno de ellos: Dicen que un hombre no se conoce a sí mismo, hasta que le quitan su libertad, hasta el punto de volverte a preguntarte que también se conoce señor o señora y te piden que des un paso al frente y haciendo caso de aquella voz persuasiva al grado de no tener conciencia en ese momento, simplemente lo haces como un borrego o sabes lo que te espera, con la posibilidad de que te van a meter el rabo (de cualquier modo lo mas probable es que tarde o temprano te lo hagan).


Ya has aceptado, estas siendo examinado, visto, medido y pesado por todas tus acciones y por lo que has dejado de hacer con tal de “intentar estar bien contigo mismo” por una persona que está en la punta de la pirámide que has colocado (o posiblemente no)



Te dictan una sentencia que debes de cumplir, sea cual sea debes de asumir las consecuencias de tus actos y debes pagar por ello, seguir encerrado en una celda y pudrirte por el resto de tu vida, o llegar a un “arreglo beneficiario” entre las dos partes para “llegar a buenos términos”; esa no me la trago y si eres un poco listo ya te debes de dar cuenta que acabas de hacer un pacto con el Diablo, ya que hasta la libertad tiene un precio. Así es, le has vendido tu alma a cambio de tu “libertad”; libertad que te tiene restringida en una celda en forma de coraza que “te brinda protección hacia el mundo exterior” al punto de que te digan “traje de combate sellado y cerrado”, y que no sabes ni puta idea que le colocaron en su interior y hagan poner en marcha en caso de que no cumplas con tu parte del trato, ya que ellos estarán monitoreando todos y cada uno de tus movimientos.
Ahora que tienes esa armadura ahora te salen con: llevará consigo su prisión, esa armadura será su nueva celda, consciente de lo que puede pasarte o inconsciente de la cagada que acabas de pactar, sabes que no hay marcha atrás, ya has dado ese paso que te puede llevar a tu ansiada “libertad” o morir en el intento por ella. Ya no hay momento para dudar, ya que se acerca la guerra con toda su gloria y todo su horror  y sabes que no puedes fallar, te han dado instrucciones, llevarlas a cabo y solamente te dan un rifle gauss para cumplir tus órdenes asignadas.  Y por último y no mas importante “alentándote” al decir tu nombre acompañado de decirte lo espera su libertad, y tu como buen animalito aborregado y como servil peón diciendo: maldición, ya era hora.

¿Entonces ese es el precio de tú libertad? Servir a una persona que al final te va a joder sabiendo que puedes hacer el trabajo mejor que su puto perro.  Es tan sórdido que es así, la verdad es de que la llevas muy muy jodida.

Sigue la serie:

2 comentarios:

  1. Esta idea que expongo no es totalmente mia sino de varios libros y autores que no mencionaré ahora y que, desde luego, coincido plenamente en lo que soy y sobre lo que pienso.
    El verdadero guerrero casi nunca lucha. Casi toda su vida la consagra a la disciplina y el autocontrol. En la antiguedad, los espartanos separaban a algunos miembros de las familias para consagrarlos al camino de la guerra, pero casi nadie de ellos lucho siempre y desde jóven. Sus ciudades no estaban amuralladas y, por lo general, la gente no usaba armadura a diario. El verdadero arte de la guerra es ganar sin luchar. Si toda la vida fuera una guerra nadie querría vivir; seria un infierno compartido y caótico. Hasta el momento, las batallas encarnizadas duran algunas horas, si es por episodios dias, las guerras no deben de durar años, siglos. Lo importante de la guerra no es ganar ni sobrevivir sino evitarlas siempre.
    Por otro lado, el verdadero esclavo casi nunca se preocupa de nada porque su voluntad no depende de él. Dado esto generalmente es bastante ignorante. Su destino ya está sellado y su confianza reside en personas mucho mas poderosas. Asi que, casi siempre, son felices. No es de extrañar que, por siglos y civilizaciones enteras, la exclavitud haya perdurado por tanto tiempo.
    Sin embargo, y desde tiempos remotos, existen cuando menos un grupo de personas que han sido victimas de algo o de alguien y no han superado la adversidad. No se requiere ser solamente o guerrero o esclavo para convertirse en una víctima. No solamente las guerras y la opresión de tiranos generan secuelas o heridas en el alma. En estos tiempos, donde ya no se cuentan historias épicas de héroes y leyendas de guerreros de carne y hueso, seguimos sufriendo. ¿Por qué? y ¿Por quién?

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    1. Comparto contigo tu opinión.

      ¿Qué si el guerrero casi no lucha?
      Es cierto, evita la confrontación y solo lo hace como último recurso.

      ¿Hay batallas todos los días?
      No siempre, pero uno nunca sabe cuando llegarán. Y lo que puedo decir en mi experiencia es: si piensas en un conflicto, eso es lo que encontrarás.

      Todos hemos sido victimas en algún momento de nuestras vidas, sin embargo debemos de apelar al ingenio y a la voluntad inquebrantable pese a la situación adversa en la que nos encontremos. Eso es lo que nos define como seres humanos.

      es cierto, ya no se cuentan historias épicas que nos dejan una enseñanza y nos educan cada vez más por la basura llamada televisión. A esos son a los que deberían de poner en la cárcel por los cargos de generación de estupidez colectiva.

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