Después de haberme ausentado un buen rato por este lugar, querido lector, he regresado con algunas experiencias tanto gratificantes, como desoladoras al punto de llegar a una reflexión bien concienzuda de la dirección que me dirijo y se dirige este sitio.
Hasta el momento, uno como persona vive de las experiencias, a tal grado que si las vendiésemos a los nuevos integrantes de este mundo ante de partir, compraríamos nuestra salvación en el reino del buen señor. Es cierto que no hay aprendizaje sin llevar consigo una lección; pero que espera uno de ello ¿un logro? ¿un fracaso? Lo único que hallaremos es un resultado, que nos lleva a una lección que debemos sacarle jugo, sea como sea, porque de nada sirve que hayamos obtenido un resultado sino le encontramos una lección para futuras situaciones similares y saber gestionarlas de manera adecuada.
Está en uno saber lo que realmente quiere en esta vida y llevara al máximo sin quedarse con la espina de saber si pudo o no haber sido lo que anhelamos.
Y recuerden: Cuando estás tan peligrosamente cerca de la puta muerte, te das cuenta de lo que es importante.
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