Has leído bien. Esta para detenerte, estancarte y sobretodo
no dejarte ser todo lo bueno que puedes llegar a ser.
No te hablo de tus amigos, familiares, enemigos, el vecino,
tu mentor, el policía, el abogado y ni el payaso del alto haciendo sus
malabares cuando cruzas la calle. Te hablo de seres que tienes mucho más cerca
de lo que crees.
Le puedes echar la culpa a quien tú quieras, a todos los que
te acabo de mencionar, pero cuando eres totalmente honesto contigo mismo, sabes
que en el fondo de tu ser, lo único que se interpone entre tú y lo que
realmente deseas son ellos.
De seguro ya sabes de quienes te estoy hablando, los hay de
muchas clases y formas. Están ahí cuando no sabes que hacer en ciertas
situaciones, en las que estas expuesto por primera vez y sientes como se sobresaltan todos y cada uno de tus sentidos al punto de
perder el control por la incapacidad de manipular esas emociones, para protegernos de los cambios externos percibidos a nuestro
alrededor y los que también nos sugestionamos por medio de nuestra imaginación,
debido a una inadecuada percepción generada por medio de nuestras experiencias.
Estoy hablando de tus MIEDOS, de esos pequeños
seres aliados de tu subconsciente, que te impiden actuar en los momentos más
importantes de tú vida. Cada uno de ellos puede ser trabajado de distinta
manera, algunos podemos pulverizarlos y olvidarnos de ellos y otros simplemente
se aprenden a controlarlos y que al menos no nos impidan actuar.
Si estás cansado de no ser tu quien seas amo y
señor de tu vida, la próxima vez que te paralices por algo que no te sientas cómodo
haciéndolo deja de ponerte mil y un excusas por las cuales no hacerlo, cuenta
1, 2, 3 y ve a por ello.